Hacer dieta es uno de esos rituales humanos incomprensibles. Porque tenemos tendencias a los extremos, luego de una temporada de comer chatarra, de pronto nos golpea el sentido común de que tal vez una vida sedentaria no sea la mejor de las ideas, entonces viene el otro extremo: comer lo mínimo posible para sobrevivir.
Al parecer los seres humanos somos incapaces de conseguir un equilibrio natural entre comer balanceado, disfrutar de algún goloso capricho y movernos. O vivimos tumbados en un sofá comiendo papas fritas o vivimos trotando y comiendo ramas.
En este caso cuando hablamos de dieta hablamos de ese régimen drástico al que algunas personas se someten voluntariamente con la ilusión de conseguir un cuerpazo y entonces poder volver a tragar de todo. Lo cual, no funciona.
A menos que mantengas un balance entre lo sano y lo no tan sano. A demás hay que moverse un poco, no es necesario que corras un maratón diario, ni siquiera tienes que acudir a un gimnasio religiosamente. Sal a caminar, sube las escaleras en lugar de usar el ascensor, limpiar la casa también cuenta como ejercicio.
Desde la norma tácita de que no se puede comenzar una dieta si no es lunes, pasando por la equivocada pretensión de hacerlo por conseguir un buen cuerpo pronto para poder lucir el vestido o bikini en unos días, hasta el mal humor constante de pasar hambre. Las dietas tienen etapas conocidas que vamos a revisar aquí.
#7 La determinación
Ya sea porque tu jean favorito ahora te queda un poco más ajustado de lo ideal, porque tienes una fiesta importante en un par de semanas o porque leíste un alarmante artículo en internet que te asegura que te vas a morir cinco años antes por comer pan, siempre hay una razón específica que te impulsa a comenzar una dieta.
#6 El plan
Una vez que decidiste que necesitas tomar medidas drásticas para bajar de peso, es momento de hacer un plan de alimentación que generalmente comienza por un café negro sin azúcar, media toronja y una rebanada de pavo light. Vas escribiendo tu menú y no te das cuenta de que estás dejando por fuera cosas como la pasta, las papas, el pan. No temas, te vas a dar cuenta muy pronto.
#5 Buen pie
El primer día de la dieta, como el primer día en el gimnasio, suele ser positivo porque estás emocionada con la promesa de los resultados. La novedad y la idea de que estás haciendo algo bueno te impulsan en un día de sacrificios culinarios. Pero cualquiera puede pasar un día comiendo sólo cosas sin sabor.
#4 La realidad
No pasa mucho tiempo entre que comienzas la dieta y te das cuenta de que te estás negando el placer de la comida. A demás no falla la ley de Murphy en la que sólo hace falta que comiences una dieta para que la gente te regale dulces, tortas, te inviten a comer pizza o te ganes una cesta de chocolates. Cuando te sientas a ver Netflix y te das cuenta de que no puedes comer snacks, o cuando vas al cine y tienes que pasar de las palomitas y el refresco.
#3 Pánico
A penas es el día tres y ya no soportas ver una toronja más en tu vida. No quieres volver a comer atún jamás y todo tiene forma de hamburguesa. Como en las caricaturas que los personajes hambrientos ven a los otros como pollos rostizados deliciosos. Tu humor se vuelve tan volcánico que la gente comienza a temerte y evitarte. Eres Hulk y te aferras a las letras cursivas que leen "Light" en envases de cosas como cervezas, que no hay forma de que sean light.
#2 Resignación
Estás a punto de rendirte, pero cada vez que estás a punto de romper tu itinerario dietético piensas en ese vestido ajustado que quieres usar. Así que sólo les robas pequeñas cucharadas de helado a los demás. Le das un mordisco disimulado al emparedado del otro. Y un pedacito de torta no mató a nadie, además es el cumpleaños de tu mamá, no puedes rechazarlo.
#1 Aprendizaje
Te das cuenta de que los extremos nunca traen nada bueno, así que decides que vas a ser más equilibrada y vas a llevar un vida más sana, que no significa dejar de comer, sino comer balanceado, la menor cantidad de saturados posible, y realizar alguna actividad al menos dos o tres veces por semana. Esto te va a durar hasta que vuelva comenzar el ciclo de volverte un ser inmóvil y glotón, te desesperes y caigas en una dieta estricta y vuelvas a pasar por todos los pasos de nuevo.
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